Un lugar capaz de transmitirnos paz. Imágenes de la naturaleza, en su estado más
auténtico.Campos que se
llenan de amapolas y margaritas cada primavera, atardeceres bonitos pintados de
rojo, con sonidos de cigarras, su cielo claro sin contaminación, nos deja ver
todas las estrellas.
Hace más de
trescientos años…. mis tatarabuelos, Rosa y Antonio Caravaca, eligieron este lugar
para hacer su casa,encima de una pequeña colina. La cueva muy útil para sus dueños, no sólo para guardar los aperos del campo, como
gallinero ó establo para el ganado; en
la guerra fue escondite y en 1943 durante unas inundaciones se utilizó como
refugio.
En esta casa
nacieron y vivieron sus hijos y los hijos de sus hijos. Cuatro generaciones que
nacieron entre sus paredes y siete generaciones que ha visto pasar.
En el año
1950 mis abuelos Manuel y Carmen compraron al padre de la abuela, Dionisio
Caravaca esta casa por 12.000 reales (3.000 pesetas o 18 euros).
Mis abuelos amaron,
cuidaron esta tierra y esta casa. Hoy día, es el sueño de mi madre… conservarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario