Tantas
veces siendo niña soñaba despierta que volvías, tantas veces he recordado aquellos años…
¿Cómo no pensar en tantos recuerdos?, si además fueron bonitos.
Llenaron mi corazón y mi mente de imágenes difícil de borrar.
Tantos años recordando y pidiendo que mi padre volviera a casa, volver a despertar una mañana y escuchar tu música preferida y el olor de tu perfume, imaginar que sólo había sido una pesadilla.
Los
km. que antes nos separaban, se han convertido en una eternidad. Cruel destino,
que un día nos separó sin poder decirte adiós… y un día nos da la oportunidad de poder
despedirnos para siempre.
¿Cómo
olvidar 38 años? Y sobre todo ¿cómo llevar esta lucha de sentimientos?
Mi
desolación fue ver en tu rostro el dolor y la emoción contenida, tu cuerpo
completamente inmóvil y tu mirada siempre fija en el techo. Las lágrimas que
brotaban sin cesar de tus ojos,que después de tantos años se encontraban con
los míos.
Y
esa barrera que puse entre los dos, desapareció en un segundo. Estaba delante
de ti, consolándote, secando tus lágrimas y sabiendo que teníamos tan solo unos
minutos.
Ya
tus brazos no podían abrazarme…ni tus manos coger las mías. Pero tus ojos me
buscaban. Sólo mis manos acariciándote y besando tu frente. Pero ya no hacían
falta palabras…sólo consolarte y entender tu sufrimiento, tú pensabas lo mismo
que yo, cuantos años perdidos…
No
se si son casualidades o señales tal vez… ¡que la primera vez que faltaste a
casa fuera una Noche Buena! (todo se quedó igual durante días). ¡Aquella
navidad tan
triste!
y aquel día de reyes… el peor que unos niños pudieron tener). Pero cruel destino lo
que nos tenía preparado, que tu accidente fuese el mismo día 24 de diciembre. Como
si el tiempo se hubiera detenido en 1975 en aquella navidad.
El
destino quiso también, que el día 6 de
enero nos dejaran pasar a cuidados intensivos a todos, era un día especial en
el hospital. Pienso que su enfermera sabia de su gravedad, su emoción, su miedo
por poder vernos y tenernos cerca.
Siempre
me comentaron que un poco antes de morir, toda tu vida, tu pasado vuelve a tu
mente, el no fue diferente… en su recuerdo estábamos nosotros.
Cuanto
sufrimiento en tu mirada, en ese momento hubiera detenido el tiempo o mejor aún
le hubiera dado, mi aliento, mi fuerza.
¿Fue un regalo para ti, resistir un accidente tan
grave; poder sobrevivir y pedir que nos llamaran?… fue un milagro despertar de
esa operación a vida o muerte, salir del coma para vernos y saber que estábamos
a tu lado.
¿Fue
una casualidad que la doctora se equivocara y marcara mi número de teléfono, para
que supiera que ya te habías marchado?
Pienso
que Dios, te dio el tiempo que necesitabas para irte en paz y a nosotros para saber
que en un lugar escondido en su corazón, estaba nuestro recuerdo.
Sólo
5 o quizás 7 minutos estuve a solas contigo,
no hubo más tiempo, pero suficiente para darme cuenta de tantas cosas.
Desde
que volvimos a vernos hace unos 17 años, cada día de mi santo y el día de mi
cumpleaños eras tú el primero que me llamaba
y la rabia que yo sentía… ¿porqué durante tantos años no lo habías hecho?
Ese
amor tan grande que te separó de tus hijos, nunca lo pude entender… ¡Por eso
sentía rabia y dolor!
¿Porqué
nunca me preguntaste, ni quisiste ver una sola fotografía de esos años
perdidos?
Ahora
pienso que alguna vez en esos años sonó el teléfono sin que nadie
hablara…quiero pensar que sería él.
Yo
no quiero reprocharte ni tus silencios, ni tu olvido, sólo recordarte y nada
más. Ahora solo pienso que ya no me llamará nunca más, que esa armadura que yo
me ponía ha desaparecido y sólo siento tristeza. Nunca en esos años le pude
llamar papá cuando hablaba de él.
Pero
me han enseñado siempre a seguir adelante a quedarme con lo positivo y me quedo
con esos momentos felices, con la música de los discos que escuchábamos, en nuestros
días de playa….
Ahora
mis lágrimas caen porque recuerdan al padre bueno que tuve esos poquitos años,
al que me tomaba en brazos y me abrazaba cuando tenía miedo.
Si
algo me enseñó la vida, fue a cuidar de la herencia que me dejaste…mis hermanos,
lo más grande.
Y
AHORA QUIERO GRITAR BIEN FUERTE a los que nunca nos entendieron que tengo
derecho a llorar por el padre que tuve y quise durante 15 años de mi vida, por
el que no volví a ver durante 22 y por el hombre que un día deje que entrara de
nuevo en mi vida 18 años más.
Para
un hijo es duro entender el amor de tu padre hacia otra mujer si esta no es tu
madre; pero más duro es si ese amor te separa de tu padre.
Pero
en esos días junto a él en el hospital, entendí que el eligió su vida y su
familia. Nos dejó y se marchó sin mirar atrás, pero llevó en su mochila
demasiado peso para su conciencia.
¡Se que lo han querido! que formó una familia
y fue generoso para ellas. Seguro que también fue muy feliz.
Pero
el cómo ser humano también tuvo sus miserias
y necesitaba en el último momento sentirse en paz consigo mismo.
A
mí me gustaría pensar que durante esos años en algún momento pensó en nosotros,
que no volvió a tener contacto por miedo a ser rechazado y no preguntó ni
hablamos del pasado por no querer ver sus errores ni saber nuestras carencias;
que se sintió orgulloso en silencio de ver en las personas que nos habíamos
convertido, sin tenerlo.
Y
que donde esté…cuidara ahora de todos.
Le
doy las gracias a mi hermana por atenderlo y cuidarlo. Que sienta alegría por
haberlo tenido tantos años. Por sentirse querida, mimada y tenerlo en todos los
momento de su vida.
Algún
día me gustaría poder tener una relación con mi hermana y compartir tantas cosas.
Sé que es buena niña,que lo está pasando
mal, que perdió su bebé y poco tiempo después a un padre.
¡Que yo también se lo que es, que se te muera un padre!
Hace
38 años me pasé días y días llorando por mi padre que se fue sin despedirse, como
una niña de 15 años pensando si me había portado mal, preguntándome si volvería
algún día, engañando a mis hermanos, diciéndoles que estaba de viaje. Y muchos años, sin saber,
si estaba vivo o muerto.
Aquel
día que mi padre se fue murió para mí, lo sé…pero DIOS quiso darme la
oportunidad que pudiera despedirme años
después.
Gracias
a mi madre, que nunca me enseñó a odiar, hoy puedo decir que mi padre está en
mi corazón para quedarse y que hoy día, me siento más cerca de él.
Sé
que el tiempo pasará y quiero olvidar, sobre todo estos últimos días de dolor y
pena.
Quiero
dar las gracias a todos los que han tenido para mí un abrazo sincero, unas
palabras de consuelo y han comprendido mi dolor.
Y
a los que no estuvieron ni me dieron su abrazo, que algún día me entenderán,
porque yo le debía algo a mi padre… LA VIDA.
Y
por último decirles que ni Dios ni los difuntos necesitan publicidad, ni
iglesias llenas de gente, para decirte un lo siento.
Cuando
algunas de éllas nunca respetaron nuestro dolor, ni quisieron saber nuestras carencias materiales.
Que
él tuvo el funeral que le hubiera gustado, íntimo, corto, sencillo y con la
música que el mismo hubiera escogido.
Mi
padre tenía 76 años, murió el día 9 de
enero 2016 a las 2 de la madrugada. Tuvo un accidente en el baño rompiéndose la C5, su médula
quedó presionada impidiéndole moverse del cuello hacia abajo y sobre todo
respirar. Superó una operación muy grave, de muchas horas.
El
día 6 enero despertó para poder despedirnos.
Mi padre nos dejo un 9 de Marzo de 1975 y 38 años después de que mi padre se
fuera, quiero decir las palabras
que nunca pude pronunciar, durante tantos años…
TE
QUIERO PAPÁ.